Finalmente, y tras un largo debate interior, el autor se decidió por una edición de lujo exclusivamente, restringida a pocos ejemplares dedicados a los coleccionistas de todo nivel, a los filatelistas de cualquier orientación, y por qué no a los correntinos y fundamentalmente a los amigos, que no se dedican a esa pasión, pero quieren tenerlo por apego y por curiosidad, aun cuando sea un estudio de complicadas raíces. Y todos ellos lo leerán, podrán dejar de lado la técnica y concentrarse en la historia o, en el otro extremo, apasionarse para resolver lo que falta, que en resumidas cuentas es el tiempo para que aparezcan más ejemplares del sello, o escritos sobre el tema junto a metodologías novedosas para reconocer imágenes con la ayuda de la Inteligencia Artificial. O, hallar nuevos horizontes, allá donde este aporte enriquece y provoca continuar en la senda que trazan las plumas embebidas en tinta de la mano del empleado, las estampillas adheridas a una cubierta, el destinatario y el remitente que aguardan, y todo será ese camino que hará historia. Este trabajo, aunque no tenga mucho viso comercial, será siempre interesante para los que vengan detrás. Quizás sea esa la tarea primordial mía como historiador: no tanto descubrir cosas sino abrir caminos para que la búsqueda no cese.