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Bitácora Nº 70: Música a bordo del Graf Spee

Actualizado: 28 oct 2023



Música a bordo del Graf Spee

Enrique Rodolfo Dick


¡Es bien sabido que a los marineros les encanta la música! Ya en los tiempos pretéritos de la navegación por los mares, las órdenes para los remeros de las galeras o trirremes llegaban reforzadas a golpe de látigo del trirarca o lectormetor, acompañadas por cánticos oscuros, no por motivos de alegría, sino para soportar el tormento. Más tarde en los tiempos de veleros impetuosos, los “Clipper” de la lejana Asia, los marineros coreaban su trabajo rítmico de izar y arriar cabos y velámenes con los Shanty´s[*]. Incluso el lampaceado de las cubiertas de teca de los buques en los tiempos más cercanos requería ritmos que reflejaran un determinado estado de ánimo y hasta un aire de danza. Esas melodías de los pueblos tenían presencia y cobraban vida propia tal que sin estar uno nunca a bordo, aparecían en los coros más o menos numerosos, plenos de amor y sufrimiento y otros hechos que nos dejaba imaginar cómo era la vida del hombre de mar.


El romance que surgió de la música, las canciones y la experiencia en el mar parecería haber llegado a su fin. El amor por el mar que surgió de un romanticismo sincero - nadie puede negarlo - fue finalmente también un factor, especialmente en los países sin litoral, para alimentar la pasión por los viajes y la sed de aventuras. Al elegir la tela azul como ropaje del hombre de mar, uno se convertía en un marinero.

Esas voces graves de los marineros que cantaban alegremente "La Paloma"[**], subrayaron la importancia de que "viajar por mar es necesario". Puertos extranjeros, países exóticos, playas repletas de palmeras y las islas de los mares del sur, jóvenes con coloridos hula-hula y ligeras de ropa, sin olvidar el whisky y la ginebra, y así nace un Shanty, entonado por ásperas gargantas de marineros cuando aparece el piano del barco a bordo y su intérprete. Vale recordar que los numerosos coros Shanty de hoy día transmiten una parte de la vida cultural de tiempos pasados,

[**1] "La Paloma" es una popular canción marinera de origen español que se ha convertido en un clásico de la música popular. La canción fue escrita por el compositor y pianista español Sebastián Iradier en 1863. Aunque no es una canción directamente relacionada con el mar, su melodía y letra han sido adoptadas en contextos náuticos y se ha convertido en una canción icónica del mar. Si a tu ventana llega una paloma, trátala con cariño, que es mi persona.




[*] Un "shanty" es una canción de trabajo marinero tradicional que se solía cantar en los barcos durante las tareas de trabajo, como izar velas, tirar de cabos o realizar otras labores pesadas. Estas canciones tenían un ritmo y una melodía distintivos que ayudaban a coordinar el trabajo en equipo y mantener el ánimo de la tripulación durante las largas travesías en el mar. [**] "La Paloma" es una popular canción marinera de origen español que se ha convertido en un clásico de la música popular. La canción fue escrita por el compositor y pianista español Sebastián Iradier en 1863. Aunque no es una canción directamente relacionada con el mar, su melodía y letra han sido adoptadas en contextos náuticos y se ha convertido en una canción icónica del mar. Si a tu ventana llega una paloma, trátala con cariño, que es mi persona.


¿Cómo fue todo a bordo del Graf Spee? No podía decirse que era un buque musical, pero tampoco carecíamos de música. El navío contaba “oficialmente” con una banda a bordo. Y tenía su razón de ser y estar, porque después de todo había fiestas, visitas, representaciones y lucimientos a bordo que se amenizaban con los músicos. Como a bordo había abundante latón y bronce, los integrantes utilizaron mucho metal para repararlos.




El ceremonial de tradición era rendir honores por ejemplo, cuando visitaban a bordo personas de alto rango, donde el brillo de los instrumentos musicales era proporcional a los entorchados, medallas y cordones dorados de la "gente de arriba". Siempre hubo un deber preciso de representación asociado a su interpretación musical. Su compromiso en tiempos de paz, dentro y fuera del país, era la parte integral de la historia del buque. Siempre que era posible, la trompa se tocaba vigorosamente. Y alguien sentenciaba: - te conviertes en músico cuando practicas constantemente.


Wilhelmshaven el 21 de agosto de 1939, y estuvo en silencio hasta que el Spee llegó a alta mar. Trombones resonaron en la posición de espera en el Atlántico Sur. Cabe destacar – es frecuente - que todos los músicos tenían otras funciones que cumplir, mayoritariamente náuticas, o realizaban prácticas para lograr el son de mar. Con el grupo de músicos firmemente controlado y ante la situación del inicio de la guerra, el maestro músico Kurt Kunz y el sargento músico Mußfeld tuvieron que retocar algunos aspectos que luego serían positivos. Si la situación de la meteorología lo permitía, los músicos se reunían en la cubierta de popa de la Torre B para interpretar melodías modernas y otras clásicas. Los aplausos que recibieron dieron testimonio no sólo de la habilidad sino también de la uniformidad del conjunto. Y el entusiasmo. Con ello, el grupo de músicos también hizo crecer enormemente la alegría de la tripulación al complacer su vida diaria y ayudó a elevar la moral durante las semanas y meses de observación y singladuras por el mar con y a través de sus conciertos en la cubierta superior.


El Panzerschiff Admiral Graf Spee era una nave muy moderna, elegante, potente, tecnológicamente de avanzada y como tal, no podían faltar altavoces eléctricos a lo largo y ancho de las cámaras, camaretas, sollados, cubiertas, divisiones y departamentos. El anuncio de los mensajes del Comandante Capitán de Navío Hans Langsdorff se realizaba directamente desde el puente de mando por el sistema de audio que se conectó a un tocadiscos de alta potencia de salida. Este dispositivo de reproducción, combinado con un micrófono para hablar, se encontraba en un rincón de la sala de recepción de radio como una estructura bastante voluminosa, ya que funcionaba con válvulas termoiónicas. Un panel de control asociado permitía encender y apagar los altavoces de los distintos departamentos Aunque a bordo había vigilancia las 24 horas, al menos por las tardes, había algo de tiempo libre, principalmente para los marineros fuera de servicio y el personal de otras dependencias. Cada día se asignaba a un invitado de radio para que colocase discos como a guisa de "disc jockey", término que entonces no existía, para poder ofrecer a la tripulación música entretenida. Gracias a la elevada potencia de salida del amplificador (80 vatios) y a los altavoces dinámicos de gran diámetro, la calidad de transmisión de la música y la voz fue excelente. El repertorio disponible constaba de unos 200 discos de todos los géneros posibles, desde éxitos, marchas militares, hasta música de ópera. Pero, todo quedaba a criterio del “disc jockey” y no siempre tomaba la decisión correcta. También se podían tener en cuenta los deseos de los oyentes, aunque para ello el interesado debía acudir a la sala de recepción de la radio. Hay que recordar que muchos de los discos de uso frecuente presentaban desgaste en sus surcos y la calidad dejaba que desear.

Durante el último viaje del navío apenas se transmitieron mensajes hablados desde las estaciones de radio, ya que después de unos días estábamos fuera del alcance de transmisión de las estaciones de radio alemanas.


Luego, tras varios miles de millas recorridas, el 13 de diciembre de 1939 se produjo la conocida batalla contra los tres cruceros ingleses, y como muchos otros, algunos de los músicos quedaron en posiciones expuestas en combate. Algunos de ellos se encontraban entre los muertos o heridos. No sólo dieron lo mejor de sí en la música, sino también de sus vidas.


El desembarco de la tripulación el 17 de diciembre de 1939 en Buenos Aires provocó que la orquesta se separara y sus instrumentos sufrieran algunos daños y jamás llegaron a Buenos Aires. Pero sin demora, la banda se reunió nuevamente en el área de alojamiento del Hotel de Inmigrantes, se compraron nuevamente algunos instrumentos y tras las obligadas prácticas y afinados, los sonidos musicales inundaron de canciones la Navidad de 1939. A la orquesta original, se incorporaron algunos de sus camaradas que recibirían una excelente formación musical. A menudo se celebraban conciertos en el parque del hotel, muy aplaudidos por la colonia alemana.

En abril de 1940 se produjo un nuevo punto de inflexión cuando casi todos los miembros de la tripulación - que eran oficialmente internados - fueron divididos en grupos para instalarse en algunas de las capitales de provincia del país, en su mayoría según la división que cada uno ocupaba en el buque. Por suerte, el grupo de músicos estaba compuesto en su mayoría por suboficiales que finalmente encontraron juntos su hogar en la isla llamada "Martín García" en el Río de la Plata. Esto aseguró la




continuidad de la orquesta, sobre todo porque el maestro de banda Kurt Kunz también estuvo alojado como oficial en el albergue de oficiales de la isla. Así que no pasó mucho tiempo hasta que los primeros sonidos brotaron de los instrumentos en el patio del campo del cuartel, para gran alegría de todos los alojados en el campo.

Como la organización para impedir una fuga estaba asegurada, la vida era bastante monótona y cada concierto que se realizaba era bienvenido. Después de todo, esta situación en el campo duró más de tres años, lo que resultó en la invasión de melancólica lucha contra el destino. En esos instantes críticos, la orquesta-banda, animó a muchos hombres destinados a la depresión.

Durante la internación, de pronto todo el mundo dispuso de mucho tiempo pues no se hallaba el ritmo de alguna nueva actividad ni había marineros con entusiasmo, salvo unos pocos. A ellos se los convocó. Las necesidades de equipamiento y mobiliario para el campamento de la isla eran prioritarias, pero los ciudadanos de un país amante de la música como Alemania simplemente no podían vivir sin ella. Así que no bastaba con la banda de música, ahora reducida, pero pronto se descubrieron talentos musicales, y con instrumentos diferentes a los de viento, como un acordeón, la mandolina, la guitarra o la batería. Alrededor de 15 entusiastas se reunieron en el centro del campamento de Martín García y se quedarían hasta bien entrada la noche. Música folklórica, música de baile, melodías alegres, éstas eran las nuevas sus partituras. Aunque el público era siempre el mismo, hubo muchos aplausos. Cuando había festivales en Martín García, las bandas enriquecían el ambiente. Lo mismo ocurría en los campamentos de las provincias, donde también se reunían personas con inclinaciones musicales.

Pero no sólo eso, se creó un coro a cuatro voces en la isla Martín García. Bajo la batuta del maestro de música, los marineros se animaron a vitorear cantando canciones populares. Practicaban casi todos los días y el resultado fue impresionante: los “Cantores de Finsterwalde”[***] recibieron muchos aplausos en la fiesta de la isla y en otras ocasiones.


En general, después de considerar todas estas actividades, uno podría afirmar con seguridad que el marinero que no ama la música, no existe. En cualquier caso, queda por ver hasta qué punto algunos de ellos descubrieron sus cuerdas vocales “bien engrasadas” para demostrar sus habilidades musicales después de la tercera botella de cerveza.


En realidad había pocos conjuntos que se organizaron a medida que corrían los años. De la banda del buque, sus integrantes estaban dispersos en algunos campamentos y en otros casos reagruparon algún personaje con buena voz para sumar cantantes con buena voluntad. Era común, en el interior, observar folletos que anunciaban para un festival con una frase que atraía…, “Amenizan los músicos – o la banda – del Graf Spee”.Esta nota fue demostrativa para quienes aún dudan de la energía interior que desprende una banda, una orquesta o hasta la melancólica voz en Lili Marleen.

Sin sus amados instrumentos, los “Bandidos”[****] se sentirían casi desnudos, pero la Navidad es mágica y de esas manos bien intencionadas del Papá Noel en Buenos Aires llegaron préstamos, regalos, donaciones, de algunos instrumentos y partituras que seguramente el maestro Kunz habrá estudiado para reunir a sus músicos en una parte cubierta, y volver a empezar.

[***] Encierra una fina ironía: Los "Cantores de Finsterwalde" se refieren a un coro de niños y jóvenes conocido como el "Knabenchor Finsterwalde" en alemán. Este coro se encuentra en la ciudad de Finsterwalde, ubicada en el estado de Brandeburgo, en Alemania. El término "Knabenchor" se traduce como "coro de niños" en español. El traductor juega con una parodia elaborada. [****] Término utilizado en el Ejército Argentino para significar a los hombres de banda, afectuosamente “bandidos”.


Del Reglamento de las bandas militares:

La reglamentación era estricta pero un modelo de descripción, empleo y cuidado. De la Directiva de los Cuerpos de música, o de Bandas M.Dv.Nr.241 del 2 de junio de 1934 que abarcaba la flamante Kriegsmarine, el efectivo variaba según el tipo de buque, pero en todos los casos siempre había un maestro de música, amén de entre 9 músicos en cruceros o 10 en acorazados. En algunos casos, como en el Graf Spee, el personal ejecutante ascendía a 26 y los instrumentos clásicos y simples, entre ellos los bronces. Lejos estaban de llevar a bordo los notables instrumentos de las grandes bandas de música de tierra, aparte de los clásicos de viento. Algunos de ellos eran cuernos de señales, trombones, clarinetes, tubas, flautas, etc. Los materiales para conservarlos era riguroso: bruñido con productos para preservar el metal en buenas condiciones, con los saxofones, los correajes, etc. Entre los de parche, timbales y tambores, con sus típicos colores y los sofisticados, el curioso Schellenbaum, un idiófono conocido como torre china, torre de campanas o árbol de cascabeles, de origen turco.

Comentarios:

Hay tres marineros que no formaban parte de la banda inicial (con profesiones diferentes) pero se ingeniaron para tener música.

Santa Fe dispuso de varios ejecutantes, así como Rosario y Mendoza. Muchos irían a parar luego a Sierra de la Ventana, tras una “estadía” forzosa en Martín García.

Ni Córdoba ni San Juan, tuvieron músicos originarios, salvo aquellos que tendrían nociones y aprenderían, lo que no era nada extraño, dado el espíritu musical de la marinería. Capilla Vieja, por el contrario, formó una banda con siete músicos (29 a 35 en la lista), con profesiones ajenas pero con un alto espíritu de cuerpo y de camaradería. Eran ellos los que animaban a sumarse a las fiestas, bailes y homenajes. El volante adjunto "En la fiesta ejecuta la banda del campamento y se presenta ante el público”.


Conclusiones

La banda o la orquesta del Admiral Graf Spee dio vida al buque y a su tripulación, apenas el navío se deslizó hacia las aguas del astillero, y cesó en ejecutar melodiosas canciones de marinos, a borde del navío que fue su hogar, cuando su Comandante decidió hundirlo, para días más tarde entregar su vida.

Ya en tierra, la primera actuación sin descanso, fue en las vísperas de las Fiestas, en el Hotel de Inmigrantes. En 1940 los músicos se separaron, por capricho, pero en cada lugar dejaron su impronta. Las imágenes rescatadas en navegación los muestra con su uniforme de práctica, pantalón blanco, musculosa del mismo color y la gorra. Cuatro de ellos cayeron en combate y fueron sepultados en Montevideo.

Con este breve homenaje, los recordamos con afecto y respeto eterno, allá en la Gran Banda Celestial.


Buenos Aires, 22 de octubre de 2023.


[1] Aleación de cobre, zinc y níquel, por eso se lo conoce como “plata alemana”





[1] Aleación de cobre, zinc y níquel, por eso se lo conoce como “plata alemana”



Probablemente facsímil de un gallardete para instrumentos musicales








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